En esta actividad, una persona inicia una historia con una sola frase. Cada participante añade una frase más, siguiendo el hilo de lo contado por el anterior. El relato gira, se transforma y toma giros inesperados, reflejando la personalidad de cada quien y el flujo creativo colectivo. Este ejercicio no sólo entretiene, sino que ayuda a afinar la escucha activa y el trabajo en equipo, aspectos fundamentales para un grupo remoto que necesita sincronizarse y entenderse más allá de lo estrictamente profesional. Además, genera un ambiente relajado y fomenta el sentido de humor compartido.
El facilitador plantea situaciones ficticias o retos aparentemente imposibles (por ejemplo, organizar una cena en la luna). Cada integrante debe idear una solución creativa utilizando únicamente recursos virtuales. Luego, se comparten las ideas, destacando la originalidad y el ingenio de los colaboradores. Esta actividad no sólo desata carcajadas, sino que ejercita el pensamiento lateral y la resolución innovadora de problemas. Es una excelente manera de preparar la mente para la creatividad y el pensamiento fuera de lo común requerido en entornos laborales cambiantes.
Se escoge a una persona para que describa, sólo con palabras y sin mostrar, un objeto o escena sencilla. Los demás deben dibujar lo que imaginan según la descripción, y al final se muestran los resultados. Las diferencias entre los dibujos desatan risas y evidencian cómo cada quien interpreta la información a su manera. Este icebreaker logra que los participantes se enfoquen en la comunicación clara y la comprensión de instrucciones, elementos vitales en un entorno virtual, todo dentro de una atmósfera lúdica y despreocupada.